En las tres bancadas radicales miran atentos a Julio Cobos, que analiza la posibilidad de irse. También a Natalia Sarapura, que responde al gobernador de Jujuy, Carlos Sadir.
Los principales referentes del radicalismo estan atentos a los reacomodamientos en el Congreso. En menos de diez días, en la Cámara de Diputados, el bloque se dividió en tres partes y nadie se atrave a asegurar que no continuará la sangría en la bancada que conduce Rodrigo De Loredo. En el grupo de los doce legisladores que responden a Facundo Manes y a Martín Lousteau se ilusionan con funcionar de manera coordinada con el espacio de Mario Barletta, al que podría sumarse Julio Cobos.
Paradójicamente, los cinco radicales «peluca», que generaron el primer cimbronzao fuerte en el bloque de la UCR por su acercamiento al Gobierno, no tienen pensado irse a ningún lado, al menos no por ahora. De alguna manera, Mariano Campero, Luis Picat, Martín Arjol, Federico Tournier y Pablo Cervi expresan una mirada que varios otros comparten en el radicalismo, pero que intentan solapar, en pos de una unidad que es cada vez más difícil de mantener dentro del partido.
A pesar de las reiteradas críticas de los libertarios al radicalismo y de los recientes dichos ofensivos de Javier Milei hacia el ex presidente fallecido Raúl Alfonsín -al que acusó de impulsar un golpe de Estado contra Fernando de la Rúa-, muchos correligionarios creen que hay que mantenerse cerca de la Casa Rosada. De Loredo, al igual que la cordobesa Soledad Carrizo, la santacruceña Roxana Reyes y el mendocino Lisandro Nieri, se sienten más cómodos sentándose a la mesa con los diputados de La Libertad Avanza y del PRO que enfrentándose al oficialismo, como otros sectores de la oposición. «Lo único que no podemos hacer es quedar del lado del kirchnerismo, como está haciendo Manes y Lousteau», dijeron desde el bloque de la UCR.
Lousteau, como senador, se diferenció del resto del bloque que encabeza Eduardo Vischi en la Cámara alta, lo que generó algunas fricciones, sin llegar a tensar el armado a un punto de no retorno. Lo que más le facturan al dirigente porteño es que no representa a las distintas vertientes del partido en su rol de presidente del Comité Nacional. También son varios los que señalan, por lo bajo, que está detrás de una coalición que a futuro contenga a sectores del larretismo y del peronismo.
El gobernador de Santa Fe, Maxilimiliano Pullaro, es otro de los dirigentes radicales que sigue de cerca lo que sucede en el Congreso. El propio Barletta le comunicó que dejaría la bancada de la UCR y que armaría su propio bloque. Por el contrario, la santafecina Melina Giorgi, que responde directo al mandatario provincial, se integró a la bancada Democracia para Siempre, que lidera Pablo Juliano.
En el grupo de los doce saben que lo prioritario es consolidarse como bloque. El primer paso lo dieron el miércoles último en el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Peticiones cuando firmaron el dictemen de mayoría sobre la reforma de la ley de DNU. Una vez que estén asentados, buscarán trabajar como un interbloque con la bancada de Barletta.
Al monobloque Unidos -como denominó Barletta a su espacio- podría sumarse Cobos, que analiza dejar la bancada de la UCR, molesto con el funcionamiento interno y la incondicionalidad que exhiben algunos de sus correligionarios hacia el gobierno de Milei.
Si el diputado mendocino se va, el bloque que lidera De Loredo quedará con 19 integrantes. Sin embargo, también hay dudas sobre que hará Natalia Sarapura, que responde al gobernador de Jujuy, Carlos Sadir. Es otra de las legisladoras que podría pasarse de bando.