Argentina está cursando un brote de dengue que obliga a tomar medidas preventivas frente al aumento de contagios de esta enfermedad que -detectada a tiempo- tiene un buen pronóstico.
Desde marzo los casos de dengue se multiplicaron en las ciudades y la población vuelve a considerar el impacto de uno de los virus de mayor presencia en el país y la región.
“Esta es una enfermedad que afecta y se desarrolla en ámbitos urbanos y básicamente ahora lo importante es la eliminación de potenciales acumuladores de agua, donde el mosquito cumple su ciclo”, sostuvo la especialista.
Tipos de dengue y el peligro de la segunda infección.
La infección es causada por un virus de la familia Flaviviridae, que -a su vez- tiene cuatro serotipos: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. En Argentina, se detectó hasta ahora la presencia de tres de ellos: el 70% correspondió a DEN-1, el 27% a DEN-4 y solo un 3% a DEN-2.
Cuando una persona se recupera de la enfermedad, adquiere inmunidad de por vida contra ese serotipo en particular. Pero puede infectarse con otro serotipo. La posibilidad de una segunda picadura del Aedes aegypti, eleva los riesgos de sufrir la forma más grave de la enfermedad.
La principal complicación es que estas infecciones posteriores, también llamadas secundarias, elevan el riesgo de padecer un cuadro grave de dengue. Esta es otra forma en que se manifiesta la enfermedad, anteriormente llamada dengue hemorrágico, y puede poner en riesgo la vida.
En estos casos, se puede presentar mediante una acumulación de líquido, seguida de dificultad respiratoria, extravasación de plasma, hemorragias graves y fallas orgánicas. Los signos aparecen entre 3 y 7 días después de los primeros síntomas y se acompañan de un descenso de la temperatura corporal, dolor abdominal intenso, vómitos persistentes con o sin sangre, respiración acelerada, hemorragias en las encías, fatiga e inquietud.
Si bien la mayoría de los pacientes con dengue evoluciona favorablemente, en los cuadros graves —que cada año obliga a internar a 500.0000 personas en América Latina— la tasa de mortalidad es del 2,5%. Pero si se detecta a tiempo y se trata adecuadamente, manteniendo el volumen de los líquidos corporales, se puede reducir a menos del 1%.
Por esto, todas las personas, y especialmente las que ya tuvieron la enfermedad, deben tomar las medidas preventivas para evitar el contagio. Las más importantes son eliminar o tapar los recipientes u objetos donde pueda acumularse agua y utilizar repelentes personales y hogareños (tabletas, aerosoles, etc).
Informe : Página 12