La justicia consideró como “ambigua” la interpretación de un emoji, y justificó el despido de un trabajador.
Aunque el uso de los emoticones está muy difundido, y ayuda a facilitar la comunicación ahorrando muchas palabras en los mensajes de texto, nos pueden llegar a traer serios problemas. Malinterpretar un emoji llevó a un trabajador a perder su empleo.
Sucedió en Río Negro, donde un hombre fue despedido por faltar al trabajo. Él interpretó que tenía el permiso de su superior para tomarse el día, porque le contestaron a su mail con un emoji de pulgar hacia arriba.
La demanda del trabajador al que echaron por un emoji
Sin embargo, sus empleadores consideraron que había faltado sin causa, ya que el símbolo, para ellos, significaba únicamente que habían recibido el pedido, pero no que lo hubieran aprobado. El caso llegó a los tribunales, donde se inclinaron a favor de la empresa.
Para la Justicia rionegrina, el uso de emojis en las comunicaciones digitales “es muy limitado o relativo”. Por eso falló a favor de justificar el despido. El empleado había alegado que sus faltas al trabajo estaban justificadas “porque la empresa respondió con el clásico pulgar hacia arriba de la plataforma de WhatsApp”.
El Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Río Negro indicó que el uso de emojis no alcanza para afirmar o negar algo. Señaló que debe estar acompañado de otros medios de prueba, que expresen con claridad lo que se quiso expresar.
Pidió el día en el trabajo, le respondieron con un emoji, lo echaron, y la justicia falló en su contra: «El contexto»
La justicia de Río Negro falló en contra del empleado que faltó por interpretar mal un emoji
Según el máximo tribunal rionegrino, “no es un signo inequívoco que exteriorice una manifestación de voluntad”. Y tomaron en cuenta las pruebas que presentó la empresa, que demostró que el empleado faltaba cpon frecuencia y ya había sido sancionado por ello.
Incluso en el mes previo al despido, el trabajador se había ausentado nueve días. “Luego intentó justificar esas faltas y se comunicó con un teléfono corporativo de la firma, de donde le respondieron con el clásico emoji del pulgar hacia arriba que ofrece la plataforma de mensajería de WhatsApp”, argumentó la empresa.
El fallo de la justicia, en contra del trabajador y desestimando el valor del emoji
En primera instancia, la Cámara Laboral de Viedma consideró “desmedida la sanción, al entender que se había prestado conformidad a la justificación alegada por el trabajador a través del emoji del pulgar”. Tras la revisión del fallo, el STJ analizó el alcance de emojis, y definió: “Su interpretación es subjetiva y puede variar según la cultura y, fundamentalmente, depende del contexto en el que se utilice”.
Con esta premisa, aceptaron el despido como justificado. “Por lo tanto, en la medida que su interpretación puede fluctuar según el contexto y la percepción del receptor, estos íconos no constituyen en sí una expresión de manifestación de voluntad con efectos jurídicos vinculantes”, indican en la sentencia.